El cristiano que no escandaliza es un cristiano adúltero. Manglano provoca el choque con una religiosidad que, por más que se santigüe, hace tiempo que olvidó lo específico cristiano.
Nuestra cultura racionalista nos ha formateado cabeza y corazón. Esto hace que algunas 'formas' del cristianismo nos resulten extrañas, exageradas y sospechosas; para evitar ese rechazo que nos producen, dejamos de considerarlas. El autor, doctor en filosofía y teólogo, desvela una fina capacidad analítica de las fuerzas espirituales que mueven nuestra sociedad.