Las beguinas fueron místicas absolutamente originales, capaces de desarrollar un pensamiento teológico inédito, cuyo centro es el alma que busca a Dios a través de un incesante diálogo amoroso, dirigido simplemente a señalar el proceso que siguen todos aquellos que emprenden un camino espiritual, «porque Dios Amor no exige nada para darlo todo, y que lo mejor para el alma es aniquilarse en Dios».