Las beguinas fueron místicas absolutamente originales, capaces de desarrollar un pensamiento teológico inédito, cuyo centro es el alma que busca a Dios a través de un incesante diálogo amoroso, dirigido simplemente a señalar el proceso que siguen todos aquellos que emprenden un camino espiritual, «porque Dios Amor no exige nada para darlo todo, y que lo mejor para el alma es aniquilarse en Dios». No eran bien vistas por dos motivos: en primer lugar, se las consideraba un peligro, porque intelectualmente eran superiores a gran parte de la población y del propio clero; y también porque se dedicaban al cuidado de la gente más desfavorecida sin pedir nada a cambio; eran humildes y sencillas. Esto despertaba un sentimiento de miedo y rechazo en la sociedad medieval del momento, que estaba marcada por el cambio radical de la Iglesia, que había evolucionado desde la defensa de la ayuda al prójimo hasta la Iglesia perseguidora de infieles y herejes, que se sustentaba en el poder de la Inquisición –y de la poca cultura de la gente–.
Acercamiento reivindicativo a la figura de las beguinas.
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Ensayo reivindicativo sobre
Ensayo reivindicativo sobre las beguinas.