Filip, un pintor en plena crisis creativa que después de la Gran Guerra regresa a su país tras largos años de ausencia, llega a la estación de Kaptol en Zagreb y emprende viaje hacia el norte de Croacia. Allí, en la llanura de Panonia, vive su madre. En ese ambiente marcado por la decadencia de las tradiciones habsburguesas, por el encuentro y el desencuentro entre los distintos pueblos del área danubiana y por los olores y los colores del mundo rural, Filip se abandona al flujo violento e impredecible de la memoria.