Si pudieran entrevistar a la persona que ustedes quisieran, ¿a quién elegirían? Esa pregunta, lanzada en el ámbito de un aula de clases en la universidad, fue el origen de este libro. Curiosamente, al autor nunca se le ocurrió responder que elegiría a Jesucristo. Más que nada, porque esa pregunta invitaba a pensar en un deseo irrealizable.