Mamie Rose es una voluntaria, ya anciana, que visita a niños enfermos en un hospital. Así conoce a Óscar, un niño a quien apenas le restan diez días de vida. Entre la voluntaria y el niño moribundo se establece una relación de amistad. La voluntaria le sugiere que escriba una carta diaria a Dios y que viva cada uno de esos días de vida que le quedan como si viviera diez años en cada día, con los problemas que tenemos en la vida, las inquietudes y los afectos propios de cada decena.