Ante los múltiples desafíos de la vida social, los cristianos están llamados a ser -recordando la Epístola a Diogneto, del siglo II- como el alma del mundo. La Teología Moral Social, que incluye la llamada Doctrina Social de la Iglesia, desea iluminar y motivar la actuación de los cristianos, y particularmente de los fieles laicos, para contribuir con las demás personas de buena voluntad a construir una sociedad más humana.