La caída en julio de 1714 del "puente más bonito de todo el Perú" y la consecuente muerte de 5 viajeros, índice a un fraile franciscano a iniciar una investigación acerca de las causas del accidente que, por caminos inesperados, le pondrá a las puertas de la muerte en la hoguera. La emocionante peripecia y la colorista reproducción del Perú de los virreyes, bajo el Imperio español, no ocultan sin embargo una aguda exposición de lo que es, esencialmente, una cuestión metafísica: la naturaleza de la voluntad divina.