Sólo un genial humorista como Woody Allen podría concebir un musical en torno a la Viena Fin de Siècle en el que Alma Mahler se la pegara, sucesivamente, a Gustav Mahler, Walter Gropius, Oskar Kokoschka, Franz Werfel, Gustav Klimt, Egon Schiele, Ludwig Wittgenstein y Karl Popper.