En el siglo I d.C. un chico romano de doce años, huérfano de padres y privado de su herencia por su tío, sobrevive gracias a la ayuda de un amigo, hijo de un rico patricio. Ambos, en su callejeo por la ciudad, entran en contacto con la comunidad cristiana y conocen la nueva fe. La obra, que inicia una serie y es la primera escrita por Forment, resulta dinámica y está desarrollada con mucha imaginación.