Observar, minuciosamente, con una paciencia y serenidad inaudita, es la base natural desde la que mana, cual agua fresca y transparente, la palabra dada que se afirma en Lírica de lo cotidiano. Nos salen al encuentro momentos y personas, reflexiones, intuiciones poéticas, imágenes, que muestran cómo se expande una vida si lo que la mueve y conmueve son los afectos y su limpidez, las caricias y su temblor.
Segundo poemario de este autor, nacido en Madrid en 1978.