Josef Pieper, uno de los filósofos cristianos más importantes del siglo XX.
Filósofo alemán, nació en Elte (Westfalia) el 4 mayo 1904. Estudió Filosofía, Derecho y Sociología en las Universidades de Berlín y Münster. Inició su labor docente en 1946 en la Escuela Superior de Pedagogía de Essen. Desde 1950 es profesor ordinario de Antropología Filosófica en la Universidad de Münster. Es miembro de la Academia Alemana de Lengua y Poesía (Darmstadt) y del Centro de Estudios para la Investigación.
Entre sus numerosas publicaciones, muchas de ellas traducidas al castellano, destacan: Justicia y Fortaleza, Madrid 1968; Prudencia y Templanza, Madrid 1969; Sobre la esperanza, Madrid 1951; (con H. Raskop) Catecismo del cristiano, Madrid 1954; (con J. Leclercq) De la vida serena, Madrid 1965; ¿Qué significa filosofar?, Münster 1948; Actualidad del tomismo, Madrid 1952; El ocio y la vida intelectual, Madrid 1962 (2 ed. 1970); Entusiasmo y delirio divino, Madrid 1965; Defensa de la filosofía, Barcelona 1970; Muerte e inmortalidad, Barcelona 1970; etc.
La investigación y exposiciones filosóficas de Pieper se han dirigido sobre todo a la fundamentación de la antropología. Después de darse a conocer con su tesis doctoral sobre Santo Tomás de Aquino (1928-29), se interesó particularmente por la sociología, y después por la ética. El método fenomenológico y la metafísica confluyen en él para estudiar sólidamente la estructura humana, llena de sentido ontológico y abierta a valores auténticos, con análisis profundos y juicios estimulantes. La ontología se integra en P. con la historia y la escatología, abarcando el arco completo de la existencia humana. Así pone de relieve los valores perennes de la filosofía, que, como la tomista, no conoce el desgaste del tiempo ni ignora la novedad de la historia.
Pieper ha llevado a cabo una amplia y profunda relectura de S. Tomás de Aquino en servicio de la cultura actual. Excelente traductor e intérprete del Doctor de Aquino, utiliza una terminología viva y dinámica, y resulta singularmente atrayente en sus obras, como consecuencia en gran parte de la estructura de las mismas, de su originalidad personal y de su profundo conocimiento de la Revelación y de la Teología.