María es, como la llama su prima Isabel, la “bienaventurada” (Lc 1, 45).
Aquella que se atrevió a vivir de esa manera tan sencilla y radical a la vez. Ella es la bienaventurada que se sabe pobre y frágil, que no confía en sí misma, sino en Dios y en los demás.
La bienaventurada que consuela y llora, que une y no deja tirado a nadie.
La bienaventurada que tiene hambre y sed de dar su tiempo y su vida por los demás.
La bienaventurada que no se contenta con medianías, sino que quiere cambiar el mundo con su mirada.
La bienaventurada que se sabe poner en el lugar del otro y vivir la misericordia desde dentro, aunque duela.
La bienaventurada que cura corazones heridos y rotos.
La bienaventurada que siembra paz y serenidad a su alrededor.
A lo largo de estas páginas acompañaremos a la Virgen María en su caminar terreno. Para que Ella nos enseñe a vivir las bienaventuranzas y nos haga bienaventurados.
Para que tengamos un corazón a la medida del suyo y del de su hijo.
Comentarios
Este libro de apenas 80
Este libro de apenas 80 páginas nos presenta de forma muy dinámica escenas de la vida de la Virgen vinculadas a la actualidad.
El título hace referencia al saludo de Isabel. Sin embargo, cada capítulo del libro se abre con una Bienaventuranza, a la que acompaña un texto del Nuevo Testamento en el que María está presente. A partir de ahí, el autor facilita la reflexión personal y ayuda al lector con su lectura a hacer con María un recorrido de sanación del corazón.
Llama la atención que, al contrario que en otros libros marianos, el último capítulo narra la Encarnación y lleva por título Vida. Puede ser una invitación para entender la unión con María desde el principio y siempre.
Reseña de Susana Villar Sanjurjo
Un comentario breve y
Un comentario breve y sustancioso de todos los momentos en que la Virgen aparece en la Sagrada Escritura. El autor, partiendo de las bienaventuranzas, va repasando todos esos momentos marianos procurando introducir al lector en esas circunstancias históricas y consiguiendo que cada uno se relacione con un ejemplo tan nítido como es el de María. Ayuda mucho a hacer oración a través del evangelio.