Ciudadanía

Obra de ética social y formación en el área pública, de acuerdo con las enseñanzas de san Josemaría Escrivá, el Concilio Vaticano II y los últimos papas.

Desarrollo y práctica del bien común "para que haya cada día menos pobres, menos ignorantes, menos almas sin fe, menos desesperados, menos guerras, menos inseguridad, más caridad y más paz" (San Josemaría Escrivá, Cartas II, citado en pág.69).

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2024 Ediciones Palabra
93
978-84-1368-403-1

Subtítulo: San Josemaría y el bien común.

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Escribe san Josemaría Escrivá en su libro de homilías Es Cristo que pasa como "un hombre o una sociedad que no reacciona ante las tribulaciones o las injusticias, y que no se esfuerza por aliviarlas no son un hombre o una sociedad a la medida del corazón de Cristo" (Citado en pág.90).

El hecho de que san Josemaría se sintiese llamado a predicar la santidad en medio del mundo le llevó a descender y enseñar detalles prácticos, actitudes, requisitos, que esa perfección comporta; en su homilía Amar al mundo apasionadamente Escrivá hace una síntesis de lo que supone el deseo de cumplir la voluntad del Dios en medio de la sociedad de los hombres.

Conviene señalar que los no cristianos y los no creyentes tienen las mismas obligaciones que el cristiano en el área pública, en cuanto estas derivan del Derecho Natural y de la propia naturaleza del hombre y la mujer como seres sociales; así nos lo enseña Nuestro Señor Jesucristo en los Evangelios, por ejemplo en la parábola del buen samaritano (Lc,10,25), o en la descripción del juicio final que se encuentra en Mateo, capítulo 25: "Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber,...", el Maestro no distingue entre un tipo y otro de creyentes, de hombres en suma.

Es imposible resumir las valiosas ideas contenidas en este librito, pero podemos mencionar que hay capítulos referidos al sentido de responsabilidad, al amor a la libertad y el pluralismo, la capacidad de diálogo y el espíritu de servicio en las tareas de gobierno. Mariano Fazio señala la necesidad de "cambiar el mundo, pero comenzar por cambiar nuestro propio corazón y el ambiente que nos rodea" (pág.23), y apostilla algo muy actual, que "la crítica fácil, la protesta gratuita y las reivindicaciones desorbitadas en nada contribuyen a la búsqueda del bien común" (pág.32).

San Josemaría señalaba el deber de los cristianos de no abstenerse, de actuar en la vida pública y social, en vez de reducir el compromiso cristiano a los aspectos íntimos e individuales como es corriente. El santo insiste en la libertad que tienen los cristianos en las materias opinables (pág.48), pide no sentirse enemigo de nadie (pág.43), no ostentar un celo amargo e intransigente, que no sabe sonreir  (pág.58); igualmente no poner etiquetas a los que piensan distinto que nosotros ni juzgar sobre sus intenciones (pág.60) e informarse bien antes de emitir una opinión (pág.61).

El fundador del Opus Dei pide servirse de la tradición sin caer en el tradicionalismo (pág.64), en la vida pública dar la máxima importancia a las leyes y medidas de gobierno que se refieran al matrimonio, la familia, la escuela y la dignidad de las personas (pág.72), pero también ser capaces de ir del brazo con los que piensan distinto que nosotros (pág.65).

Como ejemplos de un comportamiento responsable en lo social, el autor cita a don Fernando Ocariz cuando, siguiendo las enseñanzas del papa Francisco, pide: "Cuidar de los padres ancianos, dar limosna, interesarse por los problemas de los vecinos, rezar por un amigo agobiado por una preocupación, visitar a un pariente enfermo, pararse a hablar con una persona que vive en la calle a la que vemos habitualmente, escuchar pacientemente, etc." (pag.85).

Este libro tiene gran interés, pero requiere un estudio detenido, paciente, a lo largo de los años en cuanto que es señal de nuestra propia conversión.