Cultura política y conciencia cristiana
Estudia algunos problemas de ética política, y se sitúa en la perspectiva hoy conocida como ética de las virtudes o ética de la primera persona. Tal perspectiva establece una distinción formal entre la ética personal y la ética política, lo que permite encarar de la forma más adecuada la dimensión social y política de los problemas morales actuales.
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El autor es profesor de Teología Moral lo que da al libro un tono profesoral y elevado. Las cuestiones que aborda, sin embargo, son de gran interés: Si existe una ética personal distinta de la ética política (lo moral y lo legal), aborto, laicidad y relativismo. Hay un estudio de gran interés y fácil de leer que lleva por título: La formación de la conciencia en materia social y política según las enseñanzas de San Josemaría Escrivá. San Josemaría no tuvo otra doctrina social que la de la Iglesia, pero supo aplicarla a la situación de los laicos católicos, poniendo énfasis en los principios de participación, libertad y responsabilidad individual.
Estamos ante una obra
Estamos ante una obra imponente, en la que se recogen una serie de artículos ya editados por el autor, en la que se trata de diversos aspectos: leyes, argumentos políticos, hechos sociales, ideas "políticamente correctas", ante los que una persona capacitada se ve abocada a tomar partido, no sólo desde una perspectiva de la moral cristiana sino también desde el punto de vista humano y de la defensa de los derechos humanos.
El libro sorprende por su rigor intelectual; la valentía con que se abordan y ofrece solución a importantes temas de la cultura política con conciencia cristiana; la lucidez de los argumentos, su profundidad y claridad; y su oportunidad en el momento cultural y político actual.
Me detendré en dos puntos que considero de gran relevancia. La moral tiene un fundamento metafísico –dirá el autor-, de ahí que los requerimientos que la determinan considerando la vida como un todo, y los actos a los que ha lugar se puedan considerar intrínsecamente como requerimientos prácticos que emanan de la naturaleza del hombre. Sólo así se puede hablar con propiedad al abordar el tema del aborto, la eutanasia y el derecho a la vida, como derecho de la persona en su significado más profundo. Y es desde esta perspectiva, desde la que el autor fundamenta el derecho a la vida, excluyendo radicalmente posturas que consideran tanto el aborto como la eutanasia como logros de la cultura actual y, por consiguiente, su legislación como una postura neutra. En su defensa, en este caso, se podría argumentar en relación con la confrontación con otros derechos, como por ejemplo, el derecho a la autodeterminación de la madre, negando así no sólo el derecho a la vida del no nacido, sino la posibilidad de defensa del más débil.
Una moral fundamentada ontológicamente lleva a planteamientos y actuaciones orientados a la afirmación y la tutela de los derechos del hombre en aras de la consecución del bien personal y el bien común, y su consecuente incidencia en la vida social y en la actuación política.
El segundo punto, versa sobre otro aspecto importante, a la hora de abordar el relativismo tanto para la religión como para fundamentar la vida social y actuación política, es la consideración de que existe una verdad objetiva, que el hombre puede conocer con esfuerzo y dificultad en muchas ocasiones. El autor nos dirá con Aristóteles que todo hombre, por naturaleza, desea saber; y Cristo añadió que "no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios". El deseo de saber y el hambre por conocer la palabra que procede de la boca de Dios son inextinguibles, y ningún aparato comunicativo o coercitivo podrá hacerlos desaparecer de la vida humana. Es una obra que recomiendo y que debería conocer toda persona con inquietud intelectual sobre temas de importancia vital que están en debate en la sociedad actual.
(Ver también href="http://www.clubdellector.com/articulos.php?id_articulos=271">http://www.clubdellector.com/articulos.php?id_articulos=271 )