Dios. La ciencia. Las pruebas

Los autores reúnen las pruebas antiguas y modernas sobre la existencia de Dios. Se centran en tres aspectos principales: Pruebas cosmológicas que excluyen la eternidad del Universo, pruebas biológicas que excluyen el azar como causa de la aparición de la vida en nuestro planeta, y, pruebas filosóficas que afirman que todo lo que existe está causado por algo: el principio de causalidad.

El libro añade todo tipo de testimonios, así como argumentos dirigidos a probar la intervención de causas sobrenaturales -no naturales- en la historia. Afirman haber tardado tres años en la redacción, con la colaboración de veintidos especialistas que se relacionan al final de volumen. Se anuncia como un superventas en Francia.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2023 Editorial Funambulista
573
978-84-1265-879-8

Subtítulo: El albor de una revolución.

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Bolloré y Bonnassies piensan que el desarrollo actual de las ciencias arroja luz sobre la existencia de un creador infinitivamente inteligente que explica la existencia del universo. En este volumen de casi 600 páginas recogen los últimos avances de la astrofísica y la biología evolutiva haciendo un meritorio trabajo de explicarse para el gran público, aunque no es fácil conseguirlo. De todos modos su lectura resulta sugerente y apasionante en la exposición. Las conclusiones últimas quedan en manos de los lectores.

Los científicos comprueban que el espacio, el tiempo y la materia no tienen en sí la razón de su ser, y apuntan más bien a que tienen un origen y un final, el Big Bang y la entropía están comúnmente aceptadas y comprobadas como materia, que pide fundamento y ésta es precisamente la pregunta es filosófica. ¿Hay una causa eficiente capaz de fundamentar ontológicamente la realidad y dar razón suficiente a nuestra inteligencia? ¿O quizá todo es producto del azar? Leer artículo >>

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Es positivo el trabajo de reunir en un solo volumen las pruebas científicas y filosóficas acerca de la existencia de Dios. La parte más extensa e interesante del libro (págs.57 a 223) corresponde al estudio de la cosmología para acreditar que el Universo no es eterno, que ha tenido un principio en el llamado Big Bang.

La parte correspondiente a la biología es más reducida (págs. 223 a 259) pero igual de convincente. Se refiere a la aparición de la vida en nuestro planeta, el salto de lo inerte a lo vivo. En la medida que se han ido conociendo mejorlos mecanismos intervinientes en las células (ADN/ARN, genes, ribosoma, encimas, proteinas y aminoácidos) se llega a la conclusión de que una estructura tan compleja no puede haber aparecido por azar (pág.241). Los autores describen los experimentos infructuosos realizados para producir la vida en el laboratorio, a base de reproducir lo que se supone que eran las condiciones originales de nuestro planeta, la llamada sopa primitiva, sin llegar a obtener nunca células vivas.

Se introduce aquí un argumento nuevo, pero igualmente científico: la probabilidad. La posibilidad de que todos los factores que intervienen en la vida del más pequeño ser unicelular se combinen a sí mismos a través del azar es tan pequeña que podemos considerarla nula. Se trata del famoso mono que aporreando una maquina de escribir escribiera El Quijote sin darse cuenta. Hay que reconocer que existe un proceso que se desconoce, elaborado por una gran inteligencia; aún así, no puede limitarse la naturaleza de Dios exclusivamente a la inteligencia.

Los dos argumentos, cosmológico y biológico se unen en uno solo en el llamado principio andrópico: la gravedad, electromagnetismo, temperatura, composición atmosférica y otros permiten el desarrollo de la vida en nuestro planeta, bastaría que cualquiera de ellos se modificara en un ápice para que ésta fuera imposible. La coincidencia por azar de todos estos factores necesitaría de un periodo de tiempo más largo que la misma duración del Universo o de todos los universos en los que pudiéramos pensar; es necesario reconocer la preexistencia de una inteligencia creadora que lo haga posible.

Los argumentos filosóficos acerca de la existencia de Dios son conocidos desde la Antigüedad y en concreto desde Aristóteles, que antes de nuestra Era hablaba del primer motor inmóvil. Las pruebas filosóficas fueron sistematizadas por santo Tomás de Aquino, en las cinco vías para la demostración de la existencia de Dios; éstas utilizan los principios de causalidad, excelencia y la imposibilidad de remontarnos hasta el infinito. La infinitud no es aplicable a los seres materiales, por lo que lo imperfecto nos remite a una causa primera eterna, inmaterial y dotada de todas las perfecciones. Nuestro conocimiento, dependiente de los sentidos, nunca podrá alcanzar lo que es el espíritu más que, parcialmente y a través de sus manifestaciones.

Dos cuestiones importantes se abordan tangencialmente y de una forma dispersa en el libro, las causas psicológicas del ateísmo y la naturaleza del espíritu. Sabemos que el hombre participa de éste, pero no sabemos cómo, por qué, cuáles son sus operaciones propias o si se identifica con el alma animal. Un gran matemático y lógico vienés, Kurt Gödel (1906-1978) plantea que "podría ser que no hubiese suficientes células nerviosas para realizar todas las funciones del espíritu" (pág.319), y que éstas no puedan reducirse a impulsos electromagnéticos.

El libro reproduce una gran cantidad de citas de científicos que, si bien refuerzan los argumentos, hacen más ardua la lectura. Para todo tipo de lectores.

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Un buen resumen de los debates fe y ciencia. Leer artículo >>