Las aventuras del valeroso soldado Schwejk

Schwejk es un hombre bondadoso y tontorrón que vive en Praga y se dedica a vender perros con pedigrí falsificado. Comienza la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el ejército imperial comienza a alistar a los checos para enviarlos al frente ruso; mientras tanto los servicios secretos encarcelan a  pacifistas y nacionalistas. El autor hace ingresar en el ejército al tontorrón de Schwejk a fin de poner en ridículo la maquinaria de guerra austríaca.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2004 Destino
608
84-233-2507-8

Original 1923.

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"Las aventuras del valeroso soldado Schwejk" (1923) fue escrita en idioma checo, por lo que es considerada la obra literaria fundamental en esa lengua. Se la suele calificar como una sátira anti-militarista, pero además de ello es anti-germana y anti-católica. Veamos porqué.

Hasta 1919 el Imperio Austro-Húngaro estaba formado por múltiples nacionalidades con cabeza en Viena (Austria). Entre ellas se encontraba la minoría checa (antiguo Reino de Bohemia), cuya ciudad principal era Praga. El siglo XIX había sido testigo del despertar del nacionalismo en los Balcanes, por lo que cuando se inició la Primera Guerra Mundial los checos acudieron a ella de muy mala gana.

En ese momento el escritor checo Jaroslav Hasek llevaba una vida bohemia en Praga, entre el alcohol y las ideas anarquistas. En 1915 se alistó en el Ejército imperial, pero prisionero, aceptó cambiar de bando para combatir junto a los rusos. En Rusia Hasek hizo profesión de bolchevismo. La guerra había terminado y el escritor vuelve a Praga. Allí aprovecha sus experiencias en el ejército imperial para publicar por entregas "Las aventuras del valeroso soldado Schwejk".

El lector tardará en descubrir el sentido de la novela hasta llevar leídos algunos capítulos; a partir de ahí la lectura se hace fácil. Es larga para ser una novela humorística, pero ya se ha dicho que inicialmente se publicó por entregas. A partir del capítulo noveno el autor pone a Schwejk como asistente de un capellán militar, un clérigo borracho y descreído. El lector puede pasar por alto la figura del sacerdote (al fin y al cabo se trata de una novela), pero cuando el autor, como buen bolchevique, comienza a ironizar sobre la Santísima Trinidad y la Virgen pensamos que ya hemos tenido bastante y abandonamos la lectura.