No es un libro de historia sino de un ensayo sobre el carácter y pensamiento del que fue Jefe del Estado; para ello el autor toma como base las entrevistas que celebró con él o en las que el escritor estuvo presente.
Cuenta Pemán cómo tuvo quince encuentros con Franco; el primero en Oviedo cuando el militar no era más que un comandante de infantería destinado en Africa, varias entrevistas durante la Guerra Civil y las restantes después de élla. En la última época el escritor actuaba como representante oficioso de don Juan de Borbón, el hijo de Alfonso XIII y pretendiente al trono de España.
El libro fue escrito en vida de su protagonista, pero el Jefe del Estado no autorizó que se publicase por lo que sólo vió la luz en 1976.
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Hoy no se habla en España de
Hoy no se habla en España de Francisco Franco pese a que gobernó el país durante cuarenta años. En parte es comprensible; es la sanción que impone un régimen de libertades a otro que no lo fue: fingir que nunca existió. Sin embargo, si se quiere juzgar a un gobernante y una época histórica hay que comenzar por conocerlos. Nada mejor para ello que acudir a los testigos presenciales. A todos.
Comencemos por decir que a Franco le caía bien Pemán. Sabía que era escritor, andaluz, católico y monárquico; "Yo también soy monárquico" -dirá el Jefe del Estado en un momento determinado (pág.157). Añadamos a lo anterior que Pemán era de derechas y que carecía de ambiciones políticas: "No hay nada como no ser peligroso para que los todopoderosos sean tolerantes con uno" -afirma el escritor (pág.172); por eso es recibido en el Pardo cada vez que lo solicita y en ocasiones es él el convocado para que trasmita algún recado a don Juan de Borbón.
Pemán describe a Franco como "paciente, tímido, talentoso... y en ocasiones con una ira jupiterina, terrible" (pág. 52). Completan la definición su carácter pragmático y gallego. Dirá de él que es "el hombre que mejor calla en España"; por eso trata de interpretar para el lector esas pocas palabras significativas que el jefe del Estado pronuncie en cada una de las entrevistas. Según Pemán Franco aparentaba una timidez que le resultaba útil para escuchar y no responder; de pronto, unas palabras dichas al vuelo, casi en la despedida, revelan al interlocutor atento la respuesta que esperaba (pág.80).
Franco no es fanático de ninguna ideología pero reconoce que la Falange había sido útil para movilizar al país una vez comenzada la contienda (pág.59); pero su pragmatismo le llevó a no desear la guerra: "Yo me he resistido hasta última hora -dirá-. Los que menos sentimos la guerra con un entusiasmo lírico somos los militares porque sabemos lo que es" (pág.56). Más adelante añade que "ni Gibraltar, ni Marruecos, ni lo que sea valen una guerra" (pág.110). Pero su pragmatismo también le lleva a firmar que "una situación tan excepcional como es una guerra civil, exige remedios de emergencia"; y se está refiriendo a a la limitación de las libertades políticas de los españoles (pág.241).
Pemán no utiliza la palabra dictadura ya que -explica- igual que despotismo o tiranía incorporan un juicio de valor; utiliza en sus conversaciones con Franco la expresión poder personal. Sobre la sucesión en la Jefatura del Estado el autor utiliza la tesis de la cooptación que utilizaban los emperadores romanos; el emperador escogía a un sucesor que había de sucederle en el trono (pág.254). Eso fue para Franco -afirma- el príncipe don Juan carlos, hijo de don Juan de Borbón.
Hay dos momentos poco agradables en el libro. El primero se produce en una conversación del autor con el general Cabanellas, el único Capitán General que en 1936 se unió a la sublevación. El militar afirma: "Yo creo que se ha matado a demasiada gente", y se está refiriendo al bando sublevado (pág.142). El segundo pertenece a una conversación de Franco con don Juan de Borbón. Don Juan propone a su interlocutor que ambos designen a personas de su confianza para negociar. Franco le pregunta: "Dos personas de toda confianza... ¿Vuestra Alteza las tiene?" El de Borbón le responde afirmativamente y Franco desestima la propuesta: "Pues yo no podría" (pág.232). La falta de confianza es propia de los gallegos pero también de los dictadores, que ven siempre una conspiración a su alrededor.
En resumen, se trata de un libro de anécdotas que puede servir para un mejor conocimiento del que fue Jefe del Estado español entre 1936 y 1975.