Antes de morir en el exilio, Alfonso XIII, Rey de España, había abdicado de sus derechos al Trono a favor de su hijo, D. Juan de Borbón y Battemberg; pero en España se había librado una guerra civil y el vencedor, el General Franco, se había reservado no sólo la Jefatura del Estado vitalicia sino también el derecho a designar a su sucesor a título de Rey. Don Juan ostentaba los derechos dinásticos, pero Franco eligió para sucederle a su hijo Don Juan Carlos de Borbón y Borbón.