Tríptico romano. Poemas

Tríptico Romano, Meditaciones, consta de tres partes. La primera, "Arroyo", es una contemplación mística de la naturaleza, y en esta sección del libro se destaca la belleza y la búsqueda de Dios por el hombre, que tiene que ir contra la corriente si quiere encontrar el manantial, es decir, Dios.

La segunda parte, "Meditaciones sobre el libro del Génesis en el umbral de la Capilla Sixtina", es una reflexión sobre el hombre, imagen de Dios, desde la Creación hasta el Juicio Final, inspirándose en la impresionante serie de imágenes de Miguel Angel que preside el recinto, donde los cardenales se reúnen cada vez que van a elegir a un nuevo Papa.

La tercera parte, "Monte en la región de Moria", se basa en la evocación de Ur de Caldea, la patria de Abraham, y la conversación entre el patriarca y su hijo Isaac, al que Abraham estuvo a punto de sacrificar en el Monte Moria, como prueba de su lealtad a Dios.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2003 Universidad Católica San Antonio
74
978-84-932989-
Valoración CDL
4
Valoración Socios
3.5
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Juan Pablo II sorprende una vez más con estos Poemas llenos de arte, de filosofía, pero sobre todo de teología. Sin embargo cualquiera puede meterse en ellos y dejarse llevar de la mano para entender mejor a Dios y al hombre, aunque sólo desde la fe se encontrará el sentido pleno de esta meditación.

En el Prólogo del Card. Antonio Mª Rouco considera esta obra “como una meditación de los orígenes y de la meta final del hombre que encuentra su imagen simbólica en los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina” (p. 11). Y resume la actitud para meterse en ellos como de “asombro” porque Juan Pablo II contempla así el misterio del hombre y su inserción en Dios. Este Tríptico Romano se desvela en tres partes: I. Arroyo, II. Meditaciones sobre el “Libro del Génesis” en el umbral de la Capilla Sixtina, y III. Monte en la Región de Moria. Impresiona ver al Papa en la Sixtina, donde le fue confiada la herencia de las llaves “y así será de nuevo, cuando se presente la necesidad, después de mi muerte” (p. 41).

En este Tríptico Juan Pablo II muestra que la belleza es la verdad y el bien, pero hay que ser limpios para descubrirlo y vivirlo después. Esto es arte, filosofía y teología en perfecta unidad. Está dirigido a gente con sensibilidad, también a los no creyentes, aunque sólo con la fe se puede hallar su principal riqueza. Parece un libro menor pero es una obra grande; parece una poema y es teología; parece un libro de circunstancias pero es obra de madurez humana. Vale la pena leerlo pero sobre todo meditarlo en primera persona. Porque conviene tener una disposición de aceptarlo y estar dispuesto a cambiar en algo nuestras valoraciones. Los superficiales pueden abstenerse.