Se trata de un escrito autobiográfico dictado por una mujer
que lleva desde los 23 años (1985) inmóvil: no puede hablar, ni mover los
párpados, actualmente sólo mueve un poco una rodilla. Se relaciona con el mundo
cada vez más tenuemente, pero la cabeza y el corazón permanecen incólumes. La
autora sabe que cada día que vive es un regalo de Dios y que su misión es
ayudar a explicar al mundo la grandeza del amor de Dios.