Dokgo vive en la calle y duerme en la estación de Seúl. Tiempo atrás tenía un trabajo, una casa, una familia, pero un día lo perdió todo. Incluso la memoria. Cuando encuentra un monedero, decide entregárselo a su dueña, la señora Yeom, una profesora jubilada que gestiona una pequeña tienda abierta las veinticuatro horas. Para agradecérselo, la mujer lo invita a comer en su local y, ante la necesidad de cubrir una vacante en el turno de noche, le ofrece el trabajo. Gracias a su nuevo puesto, Dokgo, algo torpe a veces, silencioso otras, empieza a ayudar a muchas personas del barrio. El contacto con los demás hará que recupere la memoria y una nueva razón para vivir.
Una lectura emocionante, que nos llena de esperanza, sobre el poder de encontrarse a uno mismo. Un fenómeno literario en Corea que ha vendido más de un millón de ejemplares.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2024 | Duomo Ediciones |
286 |
978-8419834027 |
Traducción de Ainhoa Urquia |
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Nos encontramos ante un
Nos encontramos ante un relato moralizante, uno o más cuentos de los cuales el que tiene el mayor interés es el último, que desvela toda la trama. La obra carece de estilo literario; el autor utiliza un lenguaje como el que se usa en la calle; esta circunstancia puede desagradar al lector pero al final hace el libro más fácil de leer. En el fondo, nadie espera que un cuento sea una joya literaria y el valor de éste reside en su originalidad y en las enseñanzas que trata de transmitir.
Su protagonista es Dogko, un enfermo alcohólico que lleva residiendo cuatro años en la estación de autobuses de Seúl, en Corea del Sur, con otros indigentes. Ha aceptado el trabajo que le ofrece la señora Yeom para el turno de noche de Always, una tienda 24 horas. La única condición que le ha puesto es que no beba, y hasta ahora Dogko lo va consiguiendo. El alcohol le ha hecho olvidar quién es [Dogko es solo un apodo], si tiene o tenía familia y cuál fue la causa que le llevó a la bebida.
La primera enseñanza que trata de transmitirnos el autor es el daño que produce la adicción al alcohol, que se usa para olvidar las desgracias y frustraciones de la vida. Mientras trabaja en el turno de noche, Dogko observa como hay hombres que se detienen a beber allí antes de ir a casa, porque sus familiares no permiten que se emborrachen en el domicilio. La segunda conclusión que obtenemos es la fragilidad de las relaciones familiares en el país asiático -igual que en el resto del mundo: Abandonos de familia, machismo y maltrato de la esposa e hijos que hacen imposible la convivencia. Las separaciones hacen que haya mujeres que tienen que lidiar con un hijo único -la señora Yeom o la señora Seon-suk-, que es su desgracia y su preocupación permanente.
La tercera enseñanza es la de que la bondad puede resolver muchos problemas. Dogko, el ex-alcohólico, trata de ayudar y acompañar en su soledad a los que se detienen en la tienda, sobre todo si ve que tratan de ahogar sus penas con el alcohol. Un buen consejo a tiempo, unos minutos de compañía, en un primer momento asustan al cliente: "¿Qué querrá este hombre de mí?", se preguntan, para después comprobar el acierto y la bondad que encierran las pàlabras del empleado.
En la medida en la que el cerebro de Dogko se va limpiando del tóxico, comienza a recordar quién era, qué familia tiene y el sentimiento de culpa que le había llevado a entregarse a la bebida y abandonar trabajo y familia. El lector se sentirá impresionado por la denuncia [una verdadera denuncia] de la sociedad materializada, sin una dimensión ética y en la que la ganancia parece ser el único bien apreciable. No ocurre solo en Corea, se da en todos los países del llamado primer mundo.
El libro se lee fácilmente. Si fuera posible sería aconsejable la lectura de este libro por parte de los adolescentes, pero no es fácil: tiene 280 páginas y es demasiado moralizante para los consumidores de videojuegos.
Escribir sobre el bien es
Escribir sobre el bien es probablemente más difícil que escribir sobre el mal, el autor de la novela lo logra en esta historia, con unos personajes muy humanos, con sus virtudes y defectos, pero que consiguen mejorar gracias a la conducta de Yeom, la dueña de la tienda, y de Dokgo, uno de sus empleados, al que a su vez ha ayudado a salir de la indigencia, por un pasado que se desvela al final. Novela ambientada en Seúl, para un público amplio, muy recomendable. Luis Ramoneda
La bondad de la propietaria
La bondad de la propietaria de la tienda de alimentos de 24 horas, la señora Yeom, consigue hacer reaccionar a otras personas. Se encuentra con un mendigo que la hace el favor de devolverle la cartera perdida y empieza una relación de generosidad que está patente en toda la novela. Es una historia en Seul, por lo tanto en algún momento un tanto lejana, pero se rmanifiesta un reflejo de bondad, de pensar en el prójimo, en personas que, lo dicen en varias ocasiones, van a la iglesia. Esa actitud de la señora Yeom consigue un cambio total en la persona del protagonista y nos hace pensar en la influencia que tienen las personas buenas en la sociedad, en las familias, en los lugares de trabajo y, desde luego, en personas concretas. La novela deja diversas cuestiones que hacen pensar, sin duda, al lector. Sin duda es muy recomendable.
El autor de este encantador
El autor de este encantador relato es un polifacético autor coreano que ha publicado obras de diversos géneros. Esta novela, ambientada en el primer año de la pandemia, relata con rasgos benévolos una historia de comprensión, convivencia y trato humano. El libro, publicado en su idioma original 2021, se ha convertido en un éxito editorial en muchos países.
Un indigente, llamado Dokgo por sus compañeros de desdicha en la estación central de Seúl, encuentra un día un estuche con los documentos y la cartera de la señora Yeom, una profesora jubilada que posee una tienda 24h en un barrio periférico. Dokgo sufre de amnesia alcohólica, y su único objetivo es pasar el invierno sin grandes daños. En el estuche encuentra los datos de la señora Yeom y la llama por teléfono para devolverle sus pertenencias. La profesora le lleva a su tienda y le otorga el derecho a cenar todos los días en su establecimiento, a condición de que deje de beber. Poco después, Dokgo se convierte en encargado de las horas nocturnas de la tienda, y despliega una actividad asombrosa por su facilidad para hacerse cargo de los problemas de los demás. Lentamente comienza a recuperar retazos de un pasado que creía haber dejado atrás.
El tono de la narración, claramente asiático, es amable, y describe a los personajes principales con sus problemas y anhelos, subrayando siempre la importancia de relacionarse con los demás y de encontrar el lado positivo de las situaciones. A veces puede resultar un poco «ingenuo», pese a describir con realismo los problemas de los protagonistas. Una novela positiva, que ayuda a creer en el fondo de bondad que esconden incluso las personas más baqueteadas por la vida.
Novela de carácter social,
Novela de carácter social, con un toque de misterio. Ambientada en la época actual, la trama se desarrolla en los barrios de la ciudad de Seúl (Corea del Sur), en torno a una tienda veinticuatro horas. La dueña de este local es la señora Yeom, una profesora jubilada de setenta y pico años, que complementa su pensión con las ganancias de la tienda. Un día, pierde su bolso en la estación y, poco después, se lo devuelve un indigente que parece haber perdido la memoria a causa del alcohol. La señora Yeom decide premiar la honradez de este hombre, a pesar de su misterioso pasado, y le ofrece comida y un trabajo en la tienda. La presencia del indigente, llamado Dokgo, sus palabras y su forma de actuar irán cambiando las relaciones de los personajes que frecuentan la tienda.
El autor de la novela es Kim Ho-Yeon, escritor surcoreano, preocupado por la “emergencia humana”, que retrata la vida de las personas, de lo que está pasando en la sociedad: no solo en la coreana, sino en cualquier lugar del mundo. Para ello, en la novela, aunque narrada en tercera persona, utiliza la perspectiva múltiple: así, en cada capítulo, la narración está focalizada a través de uno de los personajes, de tal forma que los diferentes puntos de vista sobre los hechos proporcionan un mosaico de la realidad que se complementa. Además en la obra, se tratan temas muy interesantes como la falta de comunicación, la incomprensión, el egoísmo, la disolución de la familia, el desapego y la arrogancia. Pero Dokgo, el misterioso indigente, educado y responsable, sin pasado y quizá sin futuro, “se estaba curando a través de las interacciones con otras personas, poco a poco estaba recuperando el coraje y la fuerza para lidiar con sus heridas” (p. 163). Así pues, se trata de una novela interesante para reflexionar sobre la sociedad actual y sus exigencias como el exceso de trabajo y el afán por acumular éxito y dinero, el uso desmedido de los videojuegos, la falta de tiempo para la familia, frente a la necesidad de mantener y cuidar las relaciones personales y familiares, la empatía y la confianza en uno mismo. Ana María Díaz Barranco