Hatoko Amemiya acaba de regresar a Kamakura, el pueblo costero donde creció al cuidado de su abuela, para reanudar el negocio familiar de una papelería. La suya es una estirpe de escribientes, un antiguo oficio que Hatoko está decidida a honrar y hacer pervivir en el tiempo a través de los pequeños encargos que los clientes le encomiendan.
Cómo despedirse de alguien, saludar a un recién llegado o recordar la dulzura de un primer amor, todo tiene cabida dentro de los márgenes de una carta, las cuales Hatoko se ocupa de confeccionar con delicadeza, escogiendo el sello adecuado, las palabras, la tinta y el gramaje exactos para cada una de ellas.
Ito Ogawa teje un relato conmovedor sobre los detalles que llenan el día a día de cualquier comunidad, con el telón de fondo de los paisajes, la gastronomía y las festividades japonesas que acompañan y celebran el paso de las estaciones del año, y el relieve de afectos y enseñanzas que heredamos como cartas abiertas de generación en generación.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2024 | ediciones Navona |
304 |
978-84-19552-79-2 |
Traducción de Maite Madinabeitia |
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La papelería de las camelias
La papelería de las camelias es una ventana al mundo de la cultura epistolar. No debe confundirse a la autora, Ito Ogawa, von Yoko Ogawa, de la que se también se han comentado algunos títulos en estas páginas.
La papelería de que se habla en el libro de Ito Ogawa, situada en la ciudad de Kamakura, localidad costera cercana a Tokio, no solo vende artículos de escritura y objetos menudos de distintos tipos, sino que también ofrece servicios de escritura. Hatoko, llamada también Poppo, ha regresado a esta ciudad, en donde creció en casa de su abuela, para hacerse cargo del negocio familiar. Educada en la cultura tradicional japonesa, Poppo ayuda a sus clientes a escribir cartas con una caligrafía adecuada a la ocasión, utilizando papeles, tintas y pinceles o plumas conformes con el motivo de la misiva.
De ese modo contribuye a solucionar problemas, desde cortar con una relación equívoca hasta rechazar un sablazo, o incluso comunicar a un entorno de amigos la muerte de un animal doméstico. La novela narra estos hechos y los encuadra en un plazo de doce meses, durante el que se celebran las fiestas tradicionales japonesas, se disfruta del ciclo vital de la naturaleza y se visitan lugares emblemáticos de esta ciudad, marcada por los templos sintoístas y budistas.
Aunque no suceden grandes cosas desde un punto de vista externo, el lector se va identificando con la tarea de la escribiente, con su manera de asumir y llevar a cabo con perfección los encargos que recibe, intentando siempre ayudar a sus clientes del mejor modo posible. Al mismo tiempo, el trato con las necesidades de personas muy diversas va dejando poso en el espíritu de la escribiente, que intenta superar algunos traumas pasados.
Puedo recomendar sin reparos esta novela a los amigos de la literatura sin sobresaltos, dispuestos a sumergirse en un entorno cultural muy diferente.
Novela realista sobre las
Novela realista sobre las tradiciones y las costumbres japonesas reflejadas en la vida cotidiana. Ambientada en la época actual en la ciudad costera de Kamakura, cerca de Tokio, la obra está narrada en primera persona por la protagonista, Hatoko Amamiya (“la niña de las palomas”), escribiente y heredera de la papelería familiar tras el fallecimiento de su abuela. La obra está dividida en cuatro capítulos que se corresponden con las cuatro estaciones del año: de esta forma, el relato comienza en verano y termina en primavera utilizando la narradora las referencias temporales para hablar de su transformación personal y de las tradiciones propias de cada época del año en Japón. Perteneciente a un linaje de escribientes, Hatoko (familiarmente, Poppo) fue criada por su abuela de forma estricta y austera y, desde muy niña (sin juegos infantiles y sin amigas), aprendió la compleja escritura japonesa. Tras años de ausencia, Hatoko vuelve a Kamakura para retomar el negocio familiar, reconciliarse con su pasado y forjar su propio proyecto de vida.
La autora de la obra es Ito Ogawa (Yamagata, 1973), novelista, cantante y traductora, conocida por su libro El restaurante del amor recuperado (llevada al cine en 2010). En su última obra, La papelería Tsubaki (que significa “camelia”), vuelve a presentar la cultura japonesa desde varias perspectivas: las creencias religiosas, el culto, la familia, la gastronomía y, especialmente, la escritura con una descripción detallada de los distintos silabarios, los sinogramas, la importancia de los sellos y de las texturas del papel, de las tintas y sus colores. Todo en el arte de escribir tiene un significado especial para darle el máximo sentido a las cartas de amor, de pésame, de amistad, de despedida o de divorcio: una escritura bella, detallista y precisa en todos sus trazos, una labor artesana en la que los caracteres dibujados parecen “pájaros que flotan ingrávidos en el aire”. Con un estilo preciosista, apacible y sereno, se unen las historias del pasado y del presente en la búsqueda de la propia identidad, del amor y de la amistad que dan sentido a la vida: “La verdadera belleza, sin artificios ni bisturís, incorpora la hermosura que le confiere el paso del tiempo” (p. 180).