La herencia

En una localidad del sur de los Estados Unidos ha fallecido un millonario. En su testamento, Seth Hubbard deshereda a sus dos hijos y designa heredera a su sirvienta negra. Recomienda a su abogado el cumplimiento estricto de sus últimas voluntades.

Se platean dos cuestiones, que terminarán en los tribunales: ¿Es válido este testamento? ¿Qué llevó al difunto a testar en esos términos?

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2014 Penguin Random House
571
978-84-01-34303-2
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En la portada del libro se afirma que John Grisham es el mejor narrador norteamericano actual. Prolífico sí es, en el club del lector figuran diez y seis novelas suyas -entre otras La tapadera-, que con ésta serán diez y siete. La novela es muy extensa, 571 páginas, y desearía plantear tres cuestiones referidas a la misma y a su autor: La técnica narrativa, la imaginación en el novelista y su información previa.

La técnica narrativa de Grisham es perfecta, elabora la novela a base de escenas entrelazadas que nos van introduciendo en el argumento y en sus protagonistas. Su estilo es muy fácil de leer, no intenta hacer literatura sino simplemente contar una historia. Se trata de una novela de intriga aunque también podríamos considerarla costumbrista, por la descripción minuciosa del lugar y sus personajes.

El segundo elemento a considerar es el de la imaginación del novelista. En la actualidad se realizan cursos de ténica narrativa y muchos los realizan, pero si el autor no tiene imaginación para crear personajes y argumentos atractivos la ténica no sirve de nada. A Grisham le asiste un exceso de imaginación, lo que le lleva en esta novela a alargarse demasiado y, probablemente, a crear algún personaje innecesario. La novelista de misterio más prolífica que haya existido, Agatha Cristie, define en su Autobiografía el número máximo de páginas que debe tener una novela de esas características.

Lo último que el autor necesita es una buena información sobre el escenario y los argumentos que va a utilizar. Los escenarios que usa Grisham están en el sur de los Estados Unidos y sus argumentos suelen ser jurídicos: abogados, jueces y litigios. El autor tiene una amplia información sobre esas cuestiones, por ejemplo, dedica páginas a tratar acerca de la selección de los jurados para un juicio en la pequeña localidad de Clanton, en Misisipi, resulta innecesario pero ilustrativo.

Termino confesando que he abandonado la lectura en la página 453. Por muy atractivos que sean los personajes e interesante que sea el argumento, no me compensa seguir hasta el final los hilos argumentales y personajes que va sembrando el autor en el relato. Se trata de una novela para leer lentamente y yo soy impaciente.

Para todo tipo de lectores.