Bevilaqua investiga un crimen producido en el Camino de Santiago. Se trata de Queralt, joven barcelonesa que hacía sola la peregrinación. Su padre es un rico ex-político catalán y el homicidio está relacionado con los oscuros negocios de éste e incluso con los tratos que mantiene con rusos que mueven dinero en nuestro país.
El título de la novela está tomado del historiador griego Herodoto. Éste relata cómo los foceos, antes de entregar su ciudad a los persas, prefirieron darla al fuego. Los incendios provocados en Barcelona a raíz del fallido referendum del 1 de octubre de 2017 recuerdan al autor este antiguo episodio histórico.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2022 | Planeta-Destino |
545 |
978-84-233-6207-3 |
Colección Ancora y Delfín. |
Comentarios
Una vez más Lorenzo Silva
Una vez más Lorenzo Silva demuestra la gran información que tiene sobre los sucesos de nuestro país, recibidos de las fuerzas del orden. En los agradecimientos de esta novela cita unos cuantos nombres sin apellidos. En este caso se trata del movimiento independentista catalán y los hechos posteriores al llamado referendum de autodeterminación del 1 de octubre de 2017: Barcelona en llamas. Silva introduce al lector en algo de lo que sabemos muy poco, el papel de la colonia rusa en nuestro país, entre la delincuencia y, ocasionalmente, la intervención política.
Entre los episodios de investigación criminal, Silva intercala el relato de la juventud de Bevilaqua en Barcelona. Aquí la historia se hace más pesada e incluso desagradable, ya que, además de sucesos de corrupción policial, el autor narra el fracaso del matrimonio del guardiacivil con la madre de su hijo. Un fracaso matrimonial no es agradable, aunque sea en una novela. Aquí La llama de Focea constituye una especie de continuación de la obra del mismo autor La marca del meridiano. La investigación criminal suele tener un aspecto positivo y es que sabemos que al final el crimen será aclarado y su autor detenido, pero la vida personal de sus protagonistas no es tan generosa ni termina siempre bien, lo cual explica el escepticismo tan característico del ahora subteniente Bevilaqua.
Silva se esfuerza también por mejorar la imagen que la Guardia civil tiene en Cataluña. Recuerda como este cuerpo tuvo un papel importante en 1936, al conseguir que fracasase el pronunciamiento militar en Barcelona. El autor considera no hay motivo para que los catalanes no aprecien a ese cuerpo o lo consideren una fuerza de ocupación. En este punto la novela enlaza con el libro Recordarán tu nombre, en el que Lorenzo Silva narra la historia del general Aranguren, cabeza de la Guardia civil en Cataluña, que se negó a sumarse al alzamiento y se puso en todo momento a las órdenes de la autoridad civil, en este caso de la Generalitat.
El autor demuestra su amor por Cataluña y su cultura citando un gran número de autores en esa lengua, sobre todo poetas, pero también prosistas como el profesor Vicens Vives o la novelista Mercè Rodoreda autora de La plaza del diamante. Considera que es fácil entender el catalán y leer a sus autores en versión original con la ayuda de un diccionario. Solo hace falta querer. Posiblemente sea la reciente y prematura muerte del gallego Domingo Villar lo que lleva a Silva a recordar la estupenda novela de éste Ojos de agua.