Mónica Martín, refugiada rumana en Francia, es acusada por la policía de haber entrado en el país con documentación falsa. La identifican como Elena Skripka, hija del que fue Primer Ministro rumano, ya fallecido, acusado de crímenes contra la humanidad.
El contraespionaje francés supone que Elena Skripka sólo puede haber llegado a Francia como espía; debe ser expulsada del país junto con su hijo recién nacido.