Hace muchos años, siendo estudiante universitario, escuché a san Josemaría en una conversación con jóvenes, una afirmación que ha quedado grabada para siempre en mi alma: “los cristianos hemos de estar en el mismo nacer de las cosas nuevas”. Bien, por razón de su prestigio profesional, bien por razón de ser hijos de Dios y, por tanto, herederos de su gloria. En definitiva, los cristianos y, especialmente, en los dedicados a la investigación: “In ipso orto rerum novarum”.