El pasado 27 de enero, se cumplieron setenta y cinco años de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz, cuyo nombre ha quedado como uno de los símbolos de la presencia del mal en el mundo. Sobre el Holocausto y las atrocidades cometidas por los nazis, se ha escrito mucho, pero resultan especialmente dramáticos y merecedores de atención los testimonios –abundantes también– de los supervivientes. Algunos son bastante conocidos, como el Diario de Ana Frank (Plaza & Janés), Si esto es un hombre (Muchnik) de Primo Levi, El hombre en busca de sentido (Herder) del psiquiatra austríaco Víktor Frankl, El poder cambia de manos (Destino) del premio Nobel polaco Czeslaw Milosz, Sin destino (Plaza & Janés) del premio Nobel húngaro Irme Kertesz, La escritura o la vida (Tusquets) de Jorge Semprún, Suite francesa (Salamandra) de Irene Némirovski o Historia de un estado clandestino de Jan Karski.