Una de las claves más interesantes en el estudio de la amplia literatura patrística que se conserva es el tratamiento del extendido problema de la decadencia, pues el mundo antiguo estaba acostumbrado a proyectar la tendencia humana a la decadencia y a la muerte, a las demás esferas de la vida humana y, por tanto, las creía ver realizadas en las vueltas y ciclos de las civilizaciones. Es lógico, por tanto, que en la obra clásica del cardenal francés Henri de Lubac, sobre la Iglesia, recientemente reeditada por ediciones Encuentro, nuestro autor vuelva sobre el pesimismo clásico y la teoría del mundo cíclico.