Segunda parte de "no hay cielo sobre Berlín". En 1998, Helga Schneider recibío una carta en la cual se le suplicaba que fuese a visitar a su madre nonagenaria, quien estaba ingresada en una residencia en Austria. Transcurridos casi seis decenios desde que la ahora inofensiva anciana abandonó a su hija de cuatro años, y a toda la familia, para incorporarse en las SS, Helga se encuentra con una mujer que, pese a su fragilidad y necesidad de cariño, continúa sintiendo el más profundo desprecio hacia las victimas del Holocausto.