La fiesta de Cristo Rey nos hace pensar en la relación que nosotros, como cristianos, tenemos con Jesucristo. Es nuestro rey. Indiferentemente de si uno, a nivel político, se sienta monárquico o republicano. Porque lo que contemplamos en esta fiesta, al final del año litúrgico, es que Cristo es Nuestro Señor, nuestro Redentor, que nos ha abierto las puertas del cielo. Y, por eso, le adoramos.