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Pedir perdón

Mi amigo me dijo que vendría el miércoles en cuanto se lo permitieran sus obligaciones. Quería llegar al retiro y, después, que habláramos un poco y confesar. Salió de casa en cuanto pudo. Aunque andando tarda poco más de diez minutos, prefirió coger el coche para ganar unos minutos. Pero nada más salir se encontró con un control policial. Varios coches de policía y otros coches parados. Le paró un policía:

 

Regalos de Reyes

Y pasaron los Reyes y terminó la Navidad. Es un broche final poco sobrenatural, muy teñido de la emoción de “a ver qué me cae”, si es que hay alguien que tenga intención de regalarme algo. Un ambiente final de estas fiestas, tradicionalmente familiares, que puede resultar para los hijos un tanto prosaico, alejado del clima íntimo del belén y de la historia sagrada, aun cuando los supuestos protagonistas sean aquellos magos venidos de Oriente para adorar al rey de los judíos.

La ira y el perdón

En un ambiente de tensiones son frecuentes los ataques de ira. En el miedo al virus, en medio de la pandemia, puede haber más tiranteces. Siempre hay personas totalmente agobiadas por el miedo a la contaminación, y al lado, quizá en la propia casa, un negacionista que no quiere saber nada con las vacunas. El conflicto está servido.

Sinodal y misionera

“Gloria a Dios en el cielo” (Jn 2, 14). Es el canto de los ángeles, uno de los momentos más espectaculares de la vida de los hombres sobre la tierra, en donde los únicos espectadores fueron unos cuantos pastores que velaban por turno su rebaño. “No temáis, os anuncio una buena noticia (…) os ha nacido un Salvador” (Jn 2, 10). “Apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios…” (Jn 2, 13). El evangelista no tiene otras palabras para presentarnos una multitud perfectamente adiestrada: un coro fastuoso, de una inmensidad de voces, perfectamente coordinadas.

Señor del mundo

Un título sugerente para una novela ya antigua y siempre moderna, que es de las preferidas del Papa Francisco, lo cual no deja de ser significativo. Es una profecía de la increencia, de la paganización del mundo occidental. Benson, que escribe a principios del siglo pasado, plantea un ambiente generalizado de falta de fe en Occidente, opuesto a un peligro de Oriente, que amenaza con la guerra y que persiste en la fe de las diversas religiones.

El odio que nos acecha

Se ha publicado recientemente (Rialp, 2021) un librito que incluye dos artículos de Václav Havel, el último presidente de Checoslovaquia y el primero de la República checa. En el primero trata de un asunto, el odio, que estando tan presente en nuestra sociedad parece que no hay mucha necesidad de decir nada, porque estamos al corriente.

Luces en las calles

En la calle hay muchas luces, no solo en Navidad, ya en Adviento. No en todas las calles, preferentemente en los centros comerciales. De todo hay en las diversas ciudades de nuestro país. Vigo se las da de ser la mejor iluminada y otras, como Madrid, desde muy pronto instala grandes tinglados para poner bombillas y alegrar el ambiente prenavideño.

Matrimonio y desamor

Se ha publicado este año una nueva novela de Maugham, “Una villa en Florencia”, donde vuelve sobre una temática recurrente en sus escritos: los matrimonios mal planteados. Es el tema principal en una de sus más célebres obras: “El velo pintado”. En la que se publica ahora trata de una joven viuda, pretendida por un importante personaje de la política británica, veinte años mayor que ella. Cuando está cerca el día en que ella tiene que consentir a la propuesta, tiene un desliz con otro hombre que, podemos decir, “pasaba por allí”. Por lástima del emigrante que no tiene nada, facilita el pasar una noche en su casa. Esto es el comienzo de la historia. No contaré más, para dejar al lector descubrir lo que ocurre después.

El reinado de Cristo

La fiesta de Cristo Rey nos hace pensar en la relación que nosotros, como cristianos, tenemos con Jesucristo. Es nuestro rey. Indiferentemente de si uno, a nivel político, se sienta monárquico o republicano. Porque lo que contemplamos en esta fiesta, al final del año litúrgico, es que Cristo es Nuestro Señor, nuestro Redentor, que nos ha abierto las puertas del cielo. Y, por eso, le adoramos.

Cerca de la muerte

Recorremos el mes de noviembre, mes de los difuntos y eso, ya de por sí, nos obliga a tener más presente la realidad del final de nuestras vidas. Además, llevamos un par de años en que cada día se nos recuerda, en el telediario, el número de fallecidos. Bien es verdad que solo nos dan la cifra de los muertos por el covid, aunque es bastante más alto el de los fallecidos por otras enfermedades, sin pararnos en otros datos más preocupantes como los suicidios.

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