La historia de la teología arroja muchas veces sorpresas inesperadas e interesantes. Un ejemplo caro al respecto sería, la continuidad en el tiempo y el constante interés que muestran las nuevas generaciones hacia libros y autores considerados clásicos. Por ejemplo, la recepción de la obra del aragonés y jesuita español Baltasar Gracián (1601-1668) se refleja en las sucesivas reediciones de sus obras desde el siglo XVII, hasta la que ahora presentamos, ya al inicio del siglo XXI. En concreto, podemos referirnos al “Oráculo manual o el arte de la prudencia”, una aparentemente compuesta de una serie de aforismos, trescientos, recogidos por un jesuita aragonés en el siglo XVII que trasmite el fondo teológico y de valores morales de su tiempo. Está comprobado tanto las sucesivas reediciones que han llegado hasta nuestro tiempo, y también el que es citado como un referente habitual en la comunicación, en discursos, en cursos de empresas y en un sinfín de soportes, que indican que esas ideas siguen siendo fuente de inspiración y de pensamiento.