El 17 de mayo de 1992, tuvo lugar la solemne ceremonia de beatificación de san Josemaría que celebró san Juan Pablo II en la plaza de san Pedro de Roma, en la ceremonia resonaron las palabras por las que lo inscribía en el catálogo de los santos y, además, recordaba que con su vida y su predicación había preconizado la llamada universal a la santidad por inspiración divina: “con una intuición sobrenatural, el beato Josemaría predicó sin cansarse la llamada universal y al apostolado”. Unos meses después, se desarrollaba en el Ateneo Romano de la Santa Cruz de Roma un Simposio teológico, dedicado a estudiar detenidamente las enseñanzas del beato Josemaría Escrivá en la teología y en la vida del Pueblo cristiano.