Estamos recordando en estos días el aniversario de la muerte del papa Benedicto XVI y, lógicamente, se han vuelto a recrudecer las voces autorizadas que han vuelto a pedir la celebración de un Concilio Vaticano III. Reconozcamos que, ya desde la clausura del Concilio Vaticano II en Roma en 1965, se han levantado muchas voces y muchas veces pidiendo urgentemente la celebración de un nuevo Concilio, el Vaticano III, para que un nuevo Concilio repleto de grandes teólogos pudiera culminar y, sobre todo, interpretar el Concilio Vaticano II.