El pasado viernes 11 de diciembre, asistí al fallo de la 69ª edición del Premio Adonáis de Poesía, en el salón de actos de la Biblioteca Nacional en Madrid. Llevo muchos años acudiendo a esta cita, en la que resulta muy grato saludar a los miembros del jurado y ser testigo de la ilusión de los finalistas, que suelen acudir al evento acompañados por parientes o amigos. Como novedad, este año se ha contado con la presencia del escritor Carlos Murciano, que fue accésit del premio Adonáis de 1954, que ganó José Ángel Valente, y que, tras unas palabras en las que recordó lo que supuso para él aquel hecho, recitó de memoria un par de poemas del libro premiado hace sesenta y un años.