Cuando estudiaba el primer curso de Filosofía y Letras, una profesora nos sugirió que elaboráramos una ficha de cada libro que leyéramos, seguí el consejo y desde entonces ocupan ya varios ficheros. Se trata de una simpe octavilla, con los datos indispensables: autor, título del libro, editorial, número de páginas y fecha (el mes) de lectura. A veces, añado alguna información más: el índice, sobre todo en ensayos; los nombres de los personajes, en las obras de teatro, o de los protagonistas, en las novelas… Suelo guardar en un porta fichas las de los libros que voy leyendo a lo largo del año y, al terminar este, las traslado a los ficheros y vuelta a comenzar.