Libertad de expresión

En la inmensa manifestación de París de hace unas semanas se pedía, aparentemente, libertad de expresión. Sin embargo no serán pocos los que entendieron, más bien, que se trataba de un posicionamiento de Occidente contra los yihadistas. Parecía más una provocación que una reclamación de derechos. Miles de personas –sin duda no todos los manifestantes, aunque pudiera parecerlo- portaban un cartelito que decía “Yo soy Charlie Hebdo”.

La oscura Edad Media

El Profesor de la Sorbona, Dominique Barthélemy nos ofrece su particular visión de la sociedad medieval francesa tomando pie de las crónicas de los milagros de  San Geraldo, San Benito, San Arnulfo, etc. Pues en ellos hay una lectura de paz: “A la sociedad feudal se le atribuye un carácter especialmente violento. A menudo se descubre a los caballeros del año mil como hombres todavia rudos, guerreros de celo infantil y salvaje; si hubiesen dominado Francia sin cortapisas se habría producido la anarquía. Pero, por suerte, se señala, los eclesiasticos no se resignaron a ello; intentaron disciplinar a una sociedad todavía bárbara con la amenaza, en caso necesario de la venganza de Dios” (11).

Una virtud muy necesaria

Amable se dice de la persona digna de ser amada. Pienso que una de las virtudes más necesarias para la buena convivencia es precisamente la amabilidad. Si fuéramos capaces de ver en los demás a alguien digno de ser amado, otro gallo nos cantara, en el trabajo, en la familia, en la calle… Una sonrisa, una palabra afectuosa, agradecer un pequeño favor bastan para crear un entorno agradable, sereno, sosegado. Sin embargo, cuánta crispación, cuánto bocinazo por unos segundos de retraso en arrancar ante un semáforo en verde, cuánta queja a menudo por naderías… Y no digamos del espectáculo que ofrecen tantos programas de televisión, tantas tertulias radiofónicas. El tono de reproche, de chismorreo, de griterío, de no dejar hablar al otro, de no escuchar… acaba por contagiarse como un virus. Y no digamos de la facilidad con que se juzga a los demás, con que se murmura, se difama, se sospecha e incluso se calumnia. ¿Y quién se acuerda del deber de restituir el honor injustamente mancillado?

Volver a la antropología

Estamos es un tiempo en el que tanto la cultura occidental como el pensamiento político, requieren una mayor fundamentación para poder así afrontar con acierto los retos que se nos presentan. Evidentemente la primera cuestión clave es la antropología, pues para respetar la dignidad de la persona humana, necesitaremos ahondar en qué es el hombre, es decir, ponernos de acuerdo en la antropología, base de la sociedad que deseemos construir entre todos

Los santos y la Teología

Del 14 al 16 de noviembre de 2013 se desarrolló en la Pontificia Università de la Santa de Roma un Congreso Teológico internacional acerca de la repercusión de la vida y de las enseñanzas de san Josemaría Escrivá .de Balaguer en el pensamiento teológico.

El dios de los ateos

El debate acerca de la existencia de Dios fue muy intenso en la cultura europea durante los siglos XVIII y XIX, para terminar desembocando en la extensión inusitada del indeferentismo religioso que se ha instalado en Occidente desde finales del siglo XX hasta nuestros días. El filósofo y educador Carlos A. Marmeleda, se detiene a estudiar Ias raíces filosóficas del problema desde Descartes hasta Karl Popper.

Vida de María

El profesor Bastero después de haber dedicado  treinta años de su vida al estudio e investigación sobre la Mariología y de haber redactado muchos libros y artículos científicos sobre la materia, nos ofrece un trabajo de madurez, sobrio, conciso y sereno sobre la vida de la Virgen María.

Buscadores de la verdad

Los Reyes Magos probablemente no eran reyes ni tampoco magos sino sacerdotes-astrólogos seguidores de la religión persa de Zoroastro. No son seres míticos sino hombres reales, de carne y hueso, que llegaron después de un largo viaje a reverenciar a un Niño, también de carne y hueso,  nacido en Belén. No lo encontraron en una cueva porque José había buscado con diligencia una casa sencilla para albergar por una temporada a la Sagrada Familia: su responsabilidad primera y su misión en la vida, tal como le manifestó el ángel. No fue una ensoñación subjetiva en el duermevela, como señalaba una guía pastoreando a un grupo de orientales ante un belén napolitano, adhiriéndose con fervor a las viejas teorías de la desmitificación y contaminándoles de escepticismo.

Boletín de Ayuda al Redactor. Enero de 2015

 

Diversos errores que pueden cometer quienes escriben mucho y que conviene corregir a tiempo... 

(fuente: Las 500 dudas más frecuentes del español)

 

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        Soluciones:

Invierno

Cada estación tiene su encanto, van marcando el ritmo anual de nuestras vidas. A veces pienso que me costaría vivir en zonas donde esa variedad estacional apenas existe. Es fácil asociar el invierno a catarros, gripes, frío, pero para mí es sobre todo la emoción de la nieve, del fuego crepitante en el hogar, del sosiego en la intimidad de una velada, de la lectura reposada porque oscurece pronto, de la quietud de los campos, del calor de mantas y edredones que abrigan el sueño; es la belleza del Oratorio de Navidad  de Juan Sebastián Bach, que escucho todos los años en torno a esas fiestas. Se trata de un compás de espera –la procesión va por dentro podríamos decir–, hasta que estalle la perturbadora vitalidad primaveral.

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