Es normal en nuestra vida que tengamos momentos gratos y amables y también momentos difíciles, dolorosos, agotadores. Es ley de vida. También, más de una vez, pensamos que el mal humor en casa es demasiado frecuente y, desde luego, evitable. Y, por el contrario, que el buen humor en la familia es una bendición de Dios y un poco escaso. En cuanto reflexionamos un poco somos conscientes de que el buen o el mal humor dependen de uno mismo, del cansancio, los problemas, o también de otros en casa, que pueden necesitar ayuda.