Febrero ha sido para mí un buen mes en lo que se refiere a las lecturas, destaco tres libros. Comenzó el mes con Lo que no se ve de Jesús Montiel (Pre-Textos), un texto breve, escrito con prosa poética plagada de hallazgos fulgurantes –fruto de la intuición y de la reflexión–, a partir de recuerdos de la vida de los abuelos maternos del autor, en un pueblo granadino. Personas de una nobleza y sabiduría grandes, a pesar de que no habían frecuentado escuelas ni universidades. Hechos aparentemente triviales, como las manos de su abuela cuando doblaba las sábanas, que lo llevan a reflexionar sobre nuestros modos de vivir y a apostar por el sosiego, el cuidado de las personas y de las cosas, el valor de los detalles cotidianos, la contemplación... La lectura de lo que no se ve se completó, a final de mes, con una tertulia en la que los participantes pudimos conversar con Jesús Montiel –él en Granada, nosotros en Madrid–, por zoom. Fue un encuentro magnífico en el que nos contó con detalle los motivos que lo llevaron a escribir este y otros libros, así como sus puntos de vista acerca de cuestiones muy variadas.