En 2007, hace 10, tenía lugar en Novara (Italia) la solemne ceremonia de beatificación de Antonio Rosmini (1797-1855), sacerdote italiano, noble, filósofo y fundador de la Congregación Sacerdotal de la caridad, todo se desarrolló como siempre con una inmensa alegría por recibir el don de un nuevo modelo e intercesor para el pueblo de Dios y especialmente para los intelectuales y estudiosos del humanismo. Evidentemente, en aquella ocasión la santa Sede no proponía su sistema filosófico como un camino especialmente adecuado para expresar la fe, sino que ensalzó la incesante búsqueda de Rosmini del diálogo entre la filosofía imperante de su tiempo, el idealismo alemán, con la teología católica y con el tesoro divino de la Revelación cristiana. La propuesta filosófica de Rosmini fue, efectivamente, un intento de conciliación entre la doctrina cristiana con el pensamiento moderno.