Una de las notas más desagradables de las páginas de la historia es la constatación de o que ahora se denominan “estructuras de pecado”, algunas de las cuales han perdurado durante siglos ante la mirada de cristianos cabales que interiormente las abominarían y denigrarían, por ejemplo, la esclavitud, pero restaban delante de sus ojos todos los días, siempre a la espera de que llegasen tiempos mejores o propicios para su desaparición.