Estamos en el mes de noviembre en el que, tradicionalmente, la Iglesia ha recordado a todos los fieles la importancia de ofrecer sufragios por los difuntos y meditar en las postrimerías o en los “novísimos”, es decir, en lo que acaecerá al final de los tiempos o de nuestros “propios tiempos”, es decir la realidad de la muerte, del juicio particular y el veredicto consecuente: el infierno, el purgatorio y el cielo. Finalmente, la resurrección de la carne y el juicio universal.