He leído con mucho gusto y recomiendo una novela titulada, con acierto, “Los pilares del cielo”, pues los protagonistas son una catedral y un hombre que la construye, por su cuenta, con sus medios, porque quiere hacer algo para Dios. Y el otro protagonista es un muchacho como otros muchos, hijo único de madre abandonada por el marido, que tiene que trasladarse a un pueblo de Madrid donde ha conseguido un trabajo de limpiadora. Un muchacho difícil, que ha crecido sin progenitor, rebotado, escéptico. Como tantos.