Blog de acabrero

La tristeza de la jubilación

No deja de ser un contrasentido hablar de jubilación -o sea, de júbilo- unido a la tristeza. Para la mayoría de las personas el momento de retirarse de la vida activa supone una tranquilidad, la idea de cobrar el dinero que se ha ganado honradamente después de muchos años de trabajo, duro o menos, intenso o menos, pero trabajo, con horario fijo, con preocupaciones y cansancios. Es una satisfacción. Aunque no lo es para todos, pues a algunos les gustaría que les dejaran más tiempo. Porque se lo pasa bien con su trabajo y pueden intuir aburrimiento.

La soledad de Frankenstein

Hace dos siglos se publicó la novela titulada Frankenstein, versionada en cine con tintes de película de terror, en las que es difícil llegar a saber casi nada de las pasiones y sentimientos de un engendro, que pretende ser humano -es ficción, está claro- pero que nace monstruoso por culpa de su creador. Creador que es el científico Víctor Frankenstein, que en la memoria del espectador, no del lector, ha cedido el apellido al engendro.

Participar en el sacrificio de la Misa

Seguramente todos tenemos experiencia de lo que significa vivir bien la misa o cubrir el expediente de modo rutinario. Me gusta recordar a mis alumnos que esto es muy antiguo pues ya Caín y Abel se distinguieron precisamente por esa actitud. Los dos primeros hijos de Adán y Eva sabían que, debido al pecado, debían restablecer el trato con Dios a través de los sacrificios. Esto lo sabían en todas las religiones antiguas. Pero la actitud de uno y otro era bien distinta. Abel tenía buen cuidado de ofrecer a Dios lo mejor de sus ganados y sus sacrificios eran agradables a Dios, y el humo del altar ascendía hacia el cielo como señal de acogida. Caín sabía que tenía que ofrecer esos sacrificios, pero lo hacía por rutina, sin amor hacia Dios, y ofrecía los restos deteriorados de sus cosechas. El humo de su altar no subía a los cielos, no era agradable a Dios.

 

La guerra de Celia

La historia de Celia, en este libro póstumo, es conmovedora. Desde luego no había leído ningún relato de tal calidad y de tal verosimilitud sobre la situación de los civiles durante la Guerra Civil española. No se puede decir que sea una novela, pues no tiene ningún tipo de guion sorprendente. No es otra cosa que el devenir de las personas en esa situación tremenda que es una guerra civil, donde los que se matan de modo salvaje son conciudadanos. El relato de Celia es el relato de Elena Fortún, el relato de Encarna Aragoneses, nombre auténtico de la escritora, que vivió esos desastres en su propia carne.

98.144 abortos en 2015

Noventa y ocho mil niños que no han visto la luz, en España, en el año 2015, que no han podido sonreír y jugar con sus hermanos o primos, que no han hecho las delicias de familiares y amigos, que no han podido fotografiarse con papás, hermanitos, tíos y abuelos. Que no han pasado del llanto a la sonrisa angelical al encontrarse con mamá que le da el pecho. Que no se les ha llenado la cara de felicidad cuando sus padres les han levantado casi hasta el techo.

Falta de tiempo

Es recurrente la idea de la falta de tiempo, de las prisas, de los agobios, sobre todo cuando nos referimos a la vida en las ciudades, o los que trabajamos en las ciudades. Los traslados se nos llevan una cantidad de tiempo relevante. Y es fácil llegar a las últimas horas del día con gran sensación de cansancio.

La mentira del best seller

Hace no mucho me llegó a las manos un libro, poco conocido, con la típica temática del 50% de los libros que se leen hoy y que, en la portada, en una esquina ponía “Best seller”. Me sorprendí de mi ignorancia, de no saber nada de ese autor, y menos del libro en cuestión. De inmediato fui a ver el número de edición, dando por supuesto que, si era un superventas, llevaría varias y un número importante de ejemplares. Y resultó que era la primera edición. Me quedé perplejo, resulta que el editor es quien decide que ese es un best seller, antes de haber vendido un solo libro. Luego, ha pasado el tiempo y no he vuelto a ver ese libro en ningún “cultural”, ni en ningún reportaje televisivo -se ve que al editor no le daba el presupuesto como para pagar a los medios- y ha pasado sin pena ni gloria. De hecho, yo lo leí y no tenía nada como para comprarlo, salvo la franja puesta por el editor en la portada de la primera edición.

El sinsentido del aburrimiento

¿Está usted aburrido? ¿Se ha encontrado usted con un amigo o conocido aburrido? Yo sí. A veces simplemente es un comentario que oyes por la calle, suficiente como para descubrir una persona atareada, con sus obligaciones normales, pero aburrida. A veces lo ves en un amigo que casi nunca sonríe. Sí, es posible que ría a carcajadas por un chiste, pero acto seguido vuelve a su cara de palo, a su aire de aburrimiento.

Una gran luz

El día 23 de diciembre suele llamarse, con cierta sorna, “el día de la salud”, ya que muchos de los desconsolados sin premio en la lotería dicen, fácilmente, “mire usted, lo importante es la salud”. Lo peor es que no se lo creen, que es una mentira que les sale de dentro con dolor, porque la envidia corroe, máxime si el premiado es un vecino.

La universidad, la Verdad y las competencias

Sin duda a muchos profesores universitarios nos resuenan todavía las palabras de Benedicto XVI en el marco extraordinario de la Basílica de San Lorenzo del Escorial. La ocasión fue la celebración de la JMJ de Madrid. Convocados estaban los profesores universitarios jóvenes, que podían ser de todo el mundo, pues en esas Jornadas los había de los lugares más variopintos. En todo caso no recuerdo que nos pidieran el DNI para comprobar nuestra juventud, pues hubiera sido un poco violento.

Páginas

Suscribirse a RSS - Blog de acabrero