Desde los violentos actos terroristas que tuvieron lugar en Nueva York el 11-S, se ha ido propagando a través de los medios de comunicación del mundo entero, un peligroso binomio: violencia-religión, de modo que se ha sembrado en todo el orbe y especialmente en la cultura occidental, la sospecha hacia el islam y, en general, hacia toda creencia religiosa, como engendradora de violencia en la sociedad. Esta estrategia ya venía de antes, como parte de la insidiosa propaganda llevada a cabo desde hace muchos años, por la conocida como conspiración de Nueva Era, es decir un conglomerado de movimientos, formaciones, instituciones y fundaciones, que desean promover la paz en el mundo mediante la eliminación de todo líder religioso, supresión de todo libro sagrado y de eliminación de creencias en cualquier tipo de dogma.