Giovanni Papini fue un lector empedernido. Esto le llevó -igual que a Borges- a quedarse ciego. En su Exposición personal cuenta cómo se había sentido agobiado por los libros, "hojas secas de la vida, escondidas bajo lomos de oveja" (pág.23). En un arranque de humor escribe:
"Me desagradan los libros impresos. Son demasiados; me rodean cual acreedores desengañados, como jueces sin piedad, cual compañeros opresivos" (pág.56).