Me encontraba una vez visitando una iglesia muy querida para mi, un templo en el camino de Santiago que es Monumento Nacional, en Castroverde (Lugo). Lo mandó construir un Obispo que lo fue de Puebla de los Ángeles, México, en tiempos de la colonía y que había vuelto a España a pasar sus últimos años. Me encontraba visitado el templo cuando entró el párroco acompañando a un matrimonio; estábamos solo ellos y yo por lo que se podía escuchar perfectamente lo que hablaban. En un momento, el marido comentó algo así como que si desapareciese el papa Juan Pablo II los sacerdotes se podrían casar. En esta vida es difícil que nada te sorprenda, pero aquello me pareció una estupidez y también una blasfemia, especular con la muerte del Papa y suponer lo que haría su sucesor. El párroco, muy prudente, no contestó.