Desde hace muchos siglos Madrid, la capital del Reino, se ha ido conformando como la auténtica y señorial sede de la Villa y Corte, que surgió de unión de los reinos de Castilla, León, Navarra, Aragón, y Granada, a través de reyes católicos, en el nacimiento el siglo de oro de las letras castellanas y en la aplicación de la reforma de la Iglesia tras el Concilio de Trento.