El término religión había sido objeto de estudio por Cicerón quien lo había derivar del concepto de Religión como proveniente del “relegere”, es decir consecuencia de releer con cuidado casi escrupuloso, el mundo. Una relectura desde la que podamos entender el mundo desde la divinidad, pues para Cicerón una cosa es la religión y otra la superstición. Por tanto, releer desde el ángulo de que Dios exista: "son religiosos quienes cumplen con celo lo que tienen relación con el culto a los dioses” (Cicerón, “de natura deorum”) (16). Mas interesante, sería el sentido que le da uno de los últimos autores clásicos romanos, Lactancio, quien poco después de convertirse explica que él entiende ahora la religión de un modo completamente nuevo, como una verdadera atadura, como religere, es decir como religar o vincular (Lactancio, “divinae institutiones”) (17).