El último libro del sacerdote y profesor universitario, Luis Cruz Ortiz de Landázuri, arranca sin más preámbulos, ni explicaciones, con unas palabras del Nuevo Testamento, que ya habremos leído y meditado muchas veces en el Evangelio de Lucas (Lc 24, 13-24), es decir, la escena de dos discípulos de Jesús que caminan hacia Emaús desanimados. Evidentemente, una cosa es leer esas palabras en nuestro cuarto, abriendo “al azar” el Evangelio, o un día cualquiera porque es el Evangelio de la Misa y, otra bien distinta, leerlas y meditarlas en un momento de oración delante del Santísimo Sacramento y en el mes de abril de 2020, en momentos de pandemia, con las calles vacías, la sensación de la incertidumbre más completa, con los médicos desbordados, la respiración contenida y el sonido de las ambulancias zumbando día y noche en el oído.